BIENVENIDOS AL MARAVILLOSO MUNDO DE LA LITERATURA

EL PICARO Y LA RISA
El demonio de mis sueños ríe con sus labios rojos, sus ojos negros y vivos ojos. Sus dientes finos, pequeños.
Y jovial y picaresco. Se lanza a un baile grotesco, luciendo el cuerpo deforme y su enorme joroba. Es feo y barbudo, y chiquitin y panzudo.
Yo no sé porque razón, de mi tragedia , bufón,te ríes ...Más tu eres vivo por danzar sin motivo.
ANTONIO MACHADO


CARICATURA

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sábado, 29 de agosto de 2009

IDENTIFICANDO LOS SENTIDOS EN LA LECTURA

CUENTO: LA LETRA CON SANGRE ENTRA
En este tiempo vino a posar al mesón un ciego el cual pareciéndole que yo servia para adiestrarle, me pidio a mi madre, y ella me encomendó a él, diciéndole cómo era hijo de un buen hombre, el cual, por ensalzar la fe, habia muerto en la batalla de los Gelves, y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre y que le rogaba me tratase bien y mirase por mí, pues era huérfano.
El respondió que así lo haría y que me recibía, no por mozo, sino por hijo. Y así, le comencé a servir y adiestrar a mi nuevo y viejo amo.
Salimos de Salamanca, y llegando al puente,
está a la entrada de él un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal y, allí puesto, me dijo:
Lázaro: acerca el oído a este toro y oirás gran ruido dentro de él.
Yo simplemente me acerqué, creyendo ser así. Y como sintió que tenía la cabeza junto a la piedra, afirmó recio la mano y dióme una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome:
-Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo.
Y río mucho la burla.
Parescióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño dormido, estaba. Dije entre mí:" Verdad dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer."
Comenzamos nuestro camino, y en muy pocos días
me mostró jeringonza. Y como me viese de buen ingenio, holgáse mucho y decía:
-Yo oro ni plata te puedo dar; mas avisos para vivir te mostraré.
Y fue así: que después de Dios, éste me dio la vida, y siendo ciego me alumbró y adiestró en la carrera de vivir.

Anónimo. El Lazarillo de Tormes.
Editorial Brugera. Madrid, 1974.

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